"Entre los efectos del shock de virtualización –como lo denomina Flavia Costa (1)– que nos provocó la pandemia del covid-19 aparece el fortalecimiento de una tendencia ya presente en el mapa educativo global: el avance –hasta hace poco más bien silencioso– de las llamadas plataformas digitales. De acuerdo con datos aportados por el Banco Mundial, hacia abril de 2020, en el momento de mayores restricciones de la pandemia, cerca de 1.600 millones de estudiantes de los niveles Inicial, Primario y Secundario, en más de 190 países, no podían asistir a clases de manera presencial; mientras que, todavía en octubre de 2021, el 32% de los países mantenía el cierre total (14 países) o parcial (50 países) de los establecimientos educativos. En ese escenario, corporaciones de tecnología e información tales como Alphabet (controlante de Google y YouTube), Meta (de Facebook, WhatsApp e Instagram) y Zoom lograron que sus servicios se consolidaran como una suerte de arquitectura invisible para los procesos de enseñanza y aprendizaje, a medida que docentes y estudiantes de todo el mundo se veían obligados a incorporarlos de manera vertiginosa en medio de la emergencia. Como señala la investigadora del CONICET Lucila Dughera: “En la educación formal, tendencias tales como la informacionalización, la plataformización y –en menor medida– la automatización no nacieron con la pandemia, pero se intensificaron muchísimo con ella” (ver entrevista en este mismo Suplemento). En otras palabras: la acelerada diseminación de estas tecnologías fue posible, al menos en parte, por su difusión previa y, al mismo tiempo, el entrenamiento ultraintensivo en su uso, del que, sin problematizarlo demasiado, participamos como estudiantes y docentes a lo largo de más de dos años. Se aseguraron, así, una posición de privilegio en la pospandemia, lo que obliga a pensarlas de forma urgente. ¿Cómo se experimenta este proceso de plataformización de la educación en Argentina? ¿Qué puede hacer el Estado frente a tendencias transnacionales como estas, que parecen escapar a su control? ¿Existe una pedagogía Silicon Valley implícita en software tales como Google Classroom o Duolingo? ¿Cómo afecta este nuevo escenario la labor de las y los docentes? ¿Es posible preparar a las y los jóvenes para que intervengan políticamente en esta situación?."