Garantizar la calidad de la formación y de la capacitación docente es una obligación indispensable del Estado para cumplir con el derecho a una buena educación. La tarea no parece sencilla cuando los vertiginosos cambios del mundo contemporáneo y la velocidad a la que se desarrolla el conocimiento obligan a maestros y profesores a una carrera por la actualización de sus saberes y de sus capacidades de comprensión, interpretación y transmisión.